Para frenar al pulpo en que se convirtió el crimen organizado, “no es suficiente un presidente o una presidenta honesta”
Decir que México es un narcogobierno no es suficiente para dimensionar el poder que tiene el crimen organizado. La definición precisa sería -según Edgardo Buscaglia- un mafiogobierno: un cáncer que hizo metástasis y que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no ha hecho nada para frenarlo.
Infobae México platicó con Edgardo Buscaglia, investigador académico en derecho y economía por la Universidad de Columbia en Estados Unidos y director del International Law and Economic Development Center, sobre la actualidad de los cárteles mexicanos justo en la recto final del “primer piso” de la llamada Cuarta Transformación.
“Lo que ha pasado con AMLO es que ha ido de mal en peor. Si dejas que un cáncer crezca, hace metástasis”.
Para Edgardo Buscaglia, la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador puede traducirse es seis años “no sólo perdidos, sino en donde fuimos de mal en peor debido a esa metástasis. Más muertes, más desapariciones forzadas y más demagogia y más charlatanería”, de parte de AMLO y de la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum.
No es suficiente un presidente honesto
Es falso, no hay pruebas y no consta que AMLO se haya aliado con la delincuencia organizada -señala el doctor Buscaglia-; sin embargo, enfatiza que para combatir al “pulpo” en el que se convirtieron los cárteles mexicanos “no basta con tener un presidente o presidenta honesta”.
Y es que los cárteles mexicanos -que un su inicio se dedicaban sólo al trasiego de drogas- han expandido sus negocios criminales a más de 80 países alrededor del mundo; sólo los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación tienen presencia en 47 y 40 países, respectivamente, según datos del informe de Evaluación Nacional de la amenaza de las Drogas 2024, elaborado por la Agencia para el Control de Drogas (DEA).
Además de su expansión, los cárteles mexicanos -detalla Buscaglia- diversificaron sus actividades criminales a 35 mercados legales y al menos 23 ilegales: tráfico de autos y armas, falsificación de monedas, adulteración de medicinas, construcción, tráfico de personas, fraude fiscal, extorsión y secuestros, entre la larga lista.
“Cuando uno está luchando contra un pulpo de tantos tentáculos para corromper a los estados, para desestabilizarlos -como sucedió en el caso de Ecuador, dónde está involucrado el Cártel de Sinaloa-. Cuando eso sucede, esto no se resuelve solamente con tener a un presidente o presidenta honesta. Se requiere mucha cooperación internacional, de un pacto entre Estado y sociedad civil que México todavía no tiene y de una administración de un Ejecutivo que ejecute las medidas antimafias”.
Edgardo Buscaglia habla de las 45 instituciones antimafia recomendadas para el desarrollo de una democracia con estado de derecho, de las cuáles México sólo está aplicando dos y “mal aplicadas”, una condición que provoca que las organizaciones criminales se comporten mucho más violentas que en aquellas donde sí se aplican estas acciones.
“Ni la actual presidenta electa, ni el presidente que está hoy, ni los presidentes previos por un pacto político de impunidad mafiosa han tenido las agallas como para implementar estas 45 acciones antimafia que obviamente le cortarían el flujo de dinero sucio a las campañas políticas”.
El doctor Buscaglia enfatiza que llamar al caso mexicano un narcogobierno sería “simplificar” la delincuencia organizada que existe en el país y que ha provocado la muerte de más de 190 mil personas y más de 5 mil mujeres asesinadas por razón de género (datos sólo del sexenio de AMLO); los cárteles de la droga señalados como responsables de más de 200 mil muertes por sobredosis de fentanilo en Estados Unidos; el crimen organizado que extorsiona lo mismo a productores de aguacate que a polleros y transportistas; el que secuestra migrantes y llenó de fosas clandestinas al país. “No, México es una mafiocracia consumada”.