Tras la jornada violenta, que conmocionó dentro y fuera del país sudamericano, las autoridades policiales dijeron que han detenido al menos 70 personas por supuestos actos terroristas hasta la madrugada.
QUITO, Ecuador.
Tras la jornada violenta, que conmocionó dentro y fuera del país sudamericano, las autoridades policiales dijeron que han detenido al menos 70 personas por supuestos actos terroristas hasta la madrugada.
Patrullas militares custodiaban infraestructura estratégica y algunos medios de comunicación en Quito y Guayaquil mientras a Ecuador le costaba recobrar la normalidad un día después que el gobierno del presidente Daniel Noboa declaró que el país andino entraba en un conflicto armado interno tras una nueva espiral de violencia propiciada por bandas criminales y que derivó en el inédito asalto de un canal de televisión cuando transmitía en vivo.
JORNADA VIOLENTA
Tras esa jornada violenta, que conmocionó dentro y fuera del país sudamericano, las autoridades policiales dijeron que han detenido al menos 70 personas por supuestos actos terroristas hasta la madrugada, entre ellas los 13 intrusos encapuchados que ingresaron armados por la tarde en el canal público TC Televisión en la ciudad costera de Guayaquil, considerada la más violenta del país.
En su cuenta de X, antes Twitter, la policía informó que como parte de las acciones desplegadas también se logró la liberación de tres policías secuestrados por bandas criminales, se recapturó a 17 presos fugados y que decomisó explosivos, cartuchos, armas y vehículos, en operativos realizados en todo el país.
Sin embargo, la situación en el país, durante la mañana, se mantenía incierta, con buena parte de los ciudadanos resguardados en sus casas para evitar eventuales actos de violencia, mientras en las calles circulaban patrullas de la policía y el ejército.
- La decreto del gobierno de Noboa, difundido poco después de la toma violenta del canal de televisión, busca un despliegue más amplio de los soldados en todo el país para combatir a una veintena de bandas del crimen organizado y del narcotráfico, a la que las autoridades catalogaron como terroristas y que serían blancos de objetivos militares.
El miércoles se los vio a militares en las calles, custodiando el recién inaugurado metro en Quito, hospitales y algunos medios de comunicación en la capital y en Guayaquil a donde han llegado incluso en tanquetas.
En las calles de las principales ciudades se observaban con poco tráfico vehicular, con muchos comercios cerrados, sin estudiantes debido a que las clases presenciales han sido suspendidas en todos los niveles de educación y con muchos empleados públicos y privados realizando trabajo telemático, ante la crisis de seguridad.
La violenta espiral criminal marcó un nuevo hito la tarde del martes, cuando el grupo de encapuchados armados irrumpieron violentamente en TC Televisión, mientras transmitía el noticiero del mediodía y amenazaron con armas y explosivos a presentadores, camarógrafos, productores y personal administrativo.
Un camarógrafo resultó herido de bala en la pierna derecha y otros dos empleados del canal sufrieron contusiones, según las autoridades.
La policía, en una evaluación de las última horas, confirmó que los hechos de violencia de las últimas horas habían dejado con un saldo de al menos 10 fallecidos, entre ellos dos agentes de esa institución en la población de Nobol, 32 kilómetros al norte de Guayaquil.
El martes, la incursión al canal fue presenciada en vivo por miles de ecuatorianos mientras esta transcurría en medio de gritos y súplicas de los trabajadores de la televisora y de disparos e insultos de los perpetradores.
El hecho terminó cuando la policía logró neutralizar a los encapuchados.
Ese canal no estaba funcionando actualmente en su sede de Guayaquil. La noche del martes había emitido un breve noticiero al aire desde la capital.
Horas después y para hacer frente a la situación, Noboa suscribió el decreto en el que declaraba la existencia de un conflicto armado interno, en una medida que no tiene precedentes en el país andino.
Noboa había declarado un día antes el estado de excepción y toque de queda, con lo que se suspendieron algunos derechos ciudadanos y permitió a las autoridades movilizar al ejército en sitios como las cárceles, después de la presunta fuga de un penal del conocido cabecilla Adolfo Macías, alias Fito, jefe de la peligrosa banda Los Choneros.
Pese al estado de emergencia las autoridades confirmaron que Fabricio Colón Pico, otro cabecilla regional de la banda criminal Los Lobos, también se fugó de un penal en la ciudad de Riobamba. Pico había sido detenido el viernes dentro de una investigación por secuestro y estaba acusado de intentar matar a una fiscal general.
Los Choneros es una de las bandas ecuatorianas a quienes las autoridades responsabilizan de un repunte de la violencia, en su mayoría relacionada con el narcotráfico, que alcanzó un nuevo nivel el año pasado con el asesinado del candidato a la presidencia Fernando Villavicencio.
El grupo tiene estrechos vínculos con el cartel de Sinaloa, según las autoridades.
En febrero de 2013, escapó de un penal de máxima seguridad pero fue recapturado semanas más tarde.
Macías, que fue condenado por narcotráfico, asesinato y crimen organizado, cumplía una sentencia de 36 años en la prisión La Regional en Guayaquil.
Ubicado en la costa sudamericana del Pacífico entre Perú y Colombia, los mayores productores de cocaína del mundo, en los últimos años Ecuador se ha convertido en un punto de tránsito y exportación clave para la droga. Gran parte de la violencia que sufre el país se deriva de las luchas entre los grupos de narcotraficantes y con el gobierno por el control de los puertos y las rutas del contrabando.
Los Choneros y otros grupos similares ligados a los cárteles mexicanos y colombianos se enfrentan por el control de las rutas del narcotráfico y el territorio, incluyendo dentro de los centros de detención, donde más de 450 reos han muerto desde 2021, de acuerdo con las autoridades.